La palabra mito proviene del griego (μῦθος “mitos”) y quiere decir 'narración, cuento, explicación'. El mito tiene origen oral y sus detalles varían en cada ejecución, dando lugar a múltiples versiones. Cuenta una historia sagrada (por sus temas y protagonistas), maravillosa e imaginaria que intenta dar una explicación no racional a la realidad (o creencias de una comunidad) y está situada en un tiempo protohistórico, el tiempo primordial y fabuloso de los “comienzos”. Explica la articulación entre dos mundos: el profano y el sagrado (éste último sostiene el primero e irrumpe en él).
Según la visión de Claude Lévi-Strauss a todo mito lo caracterizan tres atributos: está constituido por contrarios irreconciliables (vida - muerte, dioses - hombres); proporciona la reconciliación de esos polos; y es significativo: trata de responder a una pregunta fundamental o existencial (la creación del mundo, la muerte, las cosechas). Es el relato de una “creación”: cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total (Cosmos) o sólo un fragmento (un vegetal, un comportamiento humano, una institución); pero no como una mera recreación del pasado, sino como paradigma (regula la conducta actual según el tiempo original). Su aspecto práctico es el rito (control de esa relación entre lo sacro y lo profano).
Es una “historia verdadera” porque se refiere a realidades, y por lo tanto se diferencia de la fábula (“historia falsa”). Sus protagonistas son Seres Sobrenaturales: personajes de carácter divino (dioses o semidioses) o heroico (mortales superiores: únicos por alguna cualidad). Las personas del mito se hacen presentes, uno se hace su contemporáneo. Esto implica que no se vive ya en el tiempo cronológico, sino en el Tiempo primordial (en el que el acontecimiento tuvo lugar por primera vez). Por ello se puede hablar de “tiempo fuerte” del mito: es el Tiempo prodigioso, “sagrado”, en el que algo nuevo se manifestó plenamente.
Desde que en la Antigüedad grecolatina las explicaciones científicas entraron en competencia con las míticas, la palabra mito se cargó en ciertos contextos de un valor peyorativo, llegando a utilizarse de forma laxa como sinónimo de “creencia extendida pero falsa”. También es común el uso un tanto laxo para referirse a cosas o personajes históricos o contemporáneos cargados de prestigio, glamour y extraordinaria estima al que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen. Es un conjunto de creencias e imágenes idealizadas que convierten a esa persona o cosa en un modelo o prototipo. Ejemplos: Greta Garbo, Los Beatles, Maradona, Superman, Chaplin.
Si bien los mitos (ficciones alegóricas) parecen haber sido planteados originalmente como historias literalmente ciertas, ha crecido el desarrollo de lecturas no literales de los mitos, según las cuales éstos no deberían ser objeto de creencia, sino de interpretación. Se considera que el mito contiene un núcleo veraz, pero no sobre aquello que aparentemente trata, sino sobre los contenidos mentales de sus creadores y usuarios.
Finalmente, se pueden distinguir diferentes clases de mito: a) teogónicos: relatan el origen y la historia de los dioses; b) cosmogónicos: intentan explicar la creación del mundo. Son de los que existe mayor cantidad. El ser humano puede ser creado a partir de cualquier materia: un puñado de tierra, un animal, una planta; c) etiológicos: explican el origen de los seres y de las cosas; intentan dar una explicación a las peculiaridades del presente; d) escatológicos: intentan explicar el futuro, el fin del mundo; aún tienen amplia audiencia. Comprenden dos clases principales: la anticipación del fin del mundo por el agua y por el fuego; e) morales: aparecen en casi todas las sociedades: lucha del bien y del mal.
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ELIADE, MIRCEA. Mito y realidad, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1968.
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